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Viernes de
Freaks
Esperas el
Viernes de Toros con impaciencia. Es un día atípico, raro,
divertido y tradicional. Para el que no lo conoce es complicado
explicarle en qué consiste, por lo que terminas diciendo
"Mejor vas a Soria y lo vives". Porque el Viernes de Toros
hay que vivirlo. No importa en qué lugar, en las gradas de la
plaza, en el callejón, en el patio, en las Balsas. La fiesta te
rodea, entra poco a poco dentro de cada uno, como el vino o el
aire o el chorro de agua por el cogote. Es posible que un ser
mitad vaca mitad hombre te eche un litro de kalimotxo calentorro
por el craneo o que haya alguien preocupado en la higiene
personal de cada uno de los celebrantes y vaya obsequiando al
personal con Barón Dandy en formato 1 litro o un enorme pene,
gigante, desproporcionado, que penetra imparable por la balsa de
las Balsas, ante el pavor de algunos y la envidia y deseo de
muchas y muchos. De esto sólo estás a salvo en las gradas, al
resguardo del frikismo y la diversión más absurda y cachonda
jamás conocida, disfrutando del ambiente, de los toros, de la
música y de la pericia o torpeza de unos novilleros que los
llevan de corbata. Y es posible, que de lo único que no
escapen estos sanjuaneros que ven las Fiestas desde otro punto
de vista, más tranquilo y tradicional, sea de ver al personal
invadiendo el ruedo y haciendo el ganso y así tener los
warholistas 15 minutos de fama. Contra eso, de momento, no hay
remedio, como no hay remedio a la ausencia de sombra en casi
toda la plaza.
Al final, todos
hemos sobrevivido a otro Viernes de Toros. Todos menos los
protagonistas finales, los toros, que en ocasiones se mueren de
aburrimiento y terminan teniendo complejo de alfiletero. Y que
se sepa, el ataque del pene gigante no ha causado estragos entre
el personal, pero tal vez más de un orgasmo. Seguiremos
informando. |
La crónica seria
Como
dice la tradición, llegó el Viernes de San Juan, el de los
Toros. Tras una emocionante, dura y prolongada Saca, los 12
Novillos estaban preparados para ser sacrificados. La mañana
comenzó con la plaza de toros llena en gradas, callejón y patio
de cuadrillas y con los aledaños poblándose poco a poco de la
fauna más típica para del Viernes de Toros. Al finalizar el
desfile previo de las Cuadrillas y de las Peñas, estas tomaron
posiciones con su txarangas en sus espacios reservados. Los
novilleros realizaron sus faenas de la forma más digna posible,
destacando por la mañana Daniel Castillo con dos orejas y un
rabo y por la tarde el segoviano Víctor Barrio, obteniendo
también sedas orejas y el rabo con el toro de la Cuadrilla de
San Esteban, siendo la faena destacada del día. Hubo algún susto
por la mañana con el revolcón y vuelo del novillero Alfredo
Rodríguez, sin que pasara nada grave, más que una leve cojera.
Con
invasiones de albero más cortas que otros años, la jornada fue
larga como en otras tantas ocasiones, teniéndose que emplear a
fondo el responsable de la megafonía de la plaza de toros, para
pedir el abandono del ruedo. A esto también hay que añadir, la
tardanza de matar a los toros por parte de alguno de los
novilleros y las dificultades de alguno de ellos para acabar la
faena por la irrupción en el ruedo de personas que querían el
cachirulo y las banderillas con el animla aún con vida.
En
definitiva, un Viernes de Toros en el que una vez más se llevó a
cabo el uso del sacrificio del toro y se volvieron a vivir
momentos de los más esperpéntico entre los sanjuaneros.
Los datos
Novilleros:
Corrida de la mañana - Víctor Manuel Rosado, Alfredo Rodríguez y
Emilio Huertas
Corrida de la tarde - Víctor Barrio, Alberto López Simón y
Daniel Castillo
Ganaderías:
Antonia De La Serna y 'El Capea'
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