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El primer pin sanjuanero
Domingo, 3 de mayo
La Cruz Roja,
en el día de la Banderita, tras echar una moneda en una de sus
huchas blancas, te ponen una pegatina. Una marca que dice:
"Atención, que ya he colaborado". Otras ONGs, que utilizan este
sistema para obtener ayuda económica, hacen lo mismo. El Catapán
también tiene su señal, su marca, la que indica que quieres más
y más, que quieres seguir colaborando, que no te importa
implicarte en la fiesta y que eres un bebe-sin-sed, amigo de la
bota exprimida y resoplada. Esa banderita, ese pin, ese
lamparón, no es otra cosa, que la mancha de vino tinto
sanjuanero, tan odiada por las madres, en el día de la madre.
Es la prueba de
que has participado en el Catapán. Bien de forma testimonial,
porque ni la edad ni la parienta (o pariente) lo permiten, o de
forma compulsiva e hiperactiva. Es decir, tiñendo la camiseta de
color rosado y añadiendo al conjunto un olorcillo que comienza a
recordar a los Sanjuanes. Es el pin sanjuanero, el que indica
que un año más, estás dispuesto a participar en las fiestas, que
no te importa tirar tu mejor camiseta y que tienes unas ganas
locas de empezar a sanjuanear. El primer pin jode, hay que
reconocerlo, porque intentas evitarlo, bebes con cuidado, porque
además, quieres recogerte pronto porque hay que currar o
estudiar. Pero el segundo ya es menos importante, con el tercero
piensas que te irás un poco más tarde y en el cuarto lo mandas a
todo a freír espárragos y te dispones a concienciarte de la
tremenda resaca que te esperará al día siguiente.
Hay quien usa
baberos o pone la mano debajo de la barbilla, pero al final, esa
camiseta de marca comprada en el mercadillo acaba metida en
lejía porque: "Hija, las manchas de vino no salían". Y es que el
pin sanjuanero es casi indeleble y la mejor prueba de que has
pasado una tarde... |