La crónica seria
Soria
volvió a vestirse con sus mejores galas para celebrar el día de
más esplendor de San Juan, Domingo de Calderas. Las Cuadrillas,
tras el reparto, entre los vecinos que han entrado en Fiestas,
de la tajada cocida, el chorizo, el huevo, el pan y el vino, se
reunieron con sus Calderas en la plaza Mayor. La noche anterior
fue dura, ya que había que rematar la elaboración del símbolo de
la Cuadrilla. Una a una y con el tradicional orden, las
Cuadrillas, acompañadas por ciertos de personas vestidas con el
traje tradicional, comenzaron el desfile hasta la Dehesa. A lo
largo del recorrido, miles de sorianos y forasteros, observaban
curiosos tanto la variedad en los trajes típicos como las
diferentes Calderas. Las la correspondiente bendición, cada
Cuadrilla tomó su puesto en el lugar habitual a la espera del
fin del desfile y la llegada de las autoridades para la prueba
de la autoridad. Cerrando el recorrido las Peñas haciendo su ya
tradicional serpentina multicolor a lo largo del Collado y de la
Alameda. Al finalizar, la Dehesa se abarrotó aún más de
sanjuaneros que se acercaban para ver más de cerca las Calderas
y ya de paso, probar alguna de las viandas preparadas por las
Cuadrillas. Con el fin de la prueba de la autoridad, las
Cuadrillas volvieron sobre sus pasos de camino cada una a su
local, paseando por una Soria en la que no cabía un alfiler. Las
zonas de bares más populares de la ciudad estaban abarrotadas
con el popular vermut.
Todo
era perfecto hasta que por la tarde, se conoció la trágica
muerte del Secretario de la Cuadrilla de San Miguel, Javier del
Valle. Jurados, Peñas y Ayuntamiento se reunieron y se decidió,
en muestra de duelo, la suspensión de los pasacalles y bailes de
las Cuadrillas. |