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SÁBADO AGÉS 2007:
Hacía por lo menos diez años que no lo hacía, ir a
recoger la tajada a mi Cuadrilla, digo. Casi ni me
acordaba de lo que había que hacer. Lo habitual es coger
la tajada por la noche, desde la noche del Pregón.
Madrugué más de lo aconsejado en días así, pero no
quería perder este acto del día tan tradicional y
popular. Busqué el resguardo que te da derecho, por
entrar en Fiestas, a recoger tu tajada de carne fresca
del toro sacrificado el Viernes. La higiene se ha
impuesto. Ahora las tajadas van envasadas al vacío y el
peculiar olor a carne fresca que flotaba por el local de
Cuadrilla se ha perdido. El aroma que no se pierde es el
de la asadurilla estofada del toro que se ofrece a todos
aquellos que se acercan a local, olor que se mezcla con
el del anís, el del moscatel y el de las pastas, que a
esa hora apenas pasan por el gaznate. Cojo un número al azar que
corresponde a mi tajada. Premio seguro. Aún así, son
muchos los que no están conformes con lo que les toca y
protestan y refunfuñan. La cuestión es participar. Los
que no tienen casa se aferran al botellín de una cerveza
tibia junto a la Cuadrilla. Por mi parte, de
nuevo a la cama, la edad no perdona. La mañana pasa sin pena ni gloria.
Homenaje a las Canciones Sanjuaneras en la plaza de San
Clemente (El Tubo) al que no asisto. Duermo.
Segunda parte del día: los Agés. Como siempre, antes de
bajar a una Cuadrilla quedo con estos a tomar un café y
un patxaran, que ya es hora. A las 6 empiezan los Agés.
Se decide una Cuadrilla, El Rosel y San Blas. Cuadrilla
muy animada, Cuatros y ayudantes que reparten vino a
diestro y siniestro y sin pedirlo, una buena charanga. |
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Qué más
se puede pedir. Más vino. Primera puja. Se hace uso del
megáfono, por supuesto. Nos llevamos un peazo de carne
importante por 40€, creo. La subasta se va animando, los
Cuatros ayudan a entonarnos, tiro fotos, pujo, los amigüitos y mi
chica me atan en corto conociéndome en los Agés, risas,
cachondeo con Cuatros y sanjuaneros de todas partes. Más pujas y otro
cacho carne. Subastan el pijero, los huevos, las patas.
Una despedida de soltero con el novio disfrazado de toro
y los amigos subastándole, cadenas de gente por el suelo
bebiendo vino,... Maravilloso caos.
Poco a poco, todo va perdiendo el sentido.
Subastas disparatadas, los Jurados homenajeados por la
Peña Poca Pena, los Artistas del Gremio tocando con la
charanga de la Cuadrilla, los toros de cuatro orejas. Vino y más vino, pujas y
sobrepujas. El cachondeo y la tradición de nuevo de la
mano. Sanjuaneros de fuera disfrutan de la tarde pujando
y pidiendo vino y música, otros, los nuevos, alucinan
con todo lo que ven.
Acaban los Agés
a eso de las 11, en un fin de subasta en el ya casi nada
importa y los Cuatros ya son casi como de la familia.
Los fuegos artificiales suenan en la Dehesa y no les
hacemos puto caso. Se hace
tiempo, cenando algo, a que llegue uno de los mejores momentos de la
noche del Sábado Agés, el pasacalles con la charanga de
la Peña El Desbarajuste, El Strapalucio. Enormes. Lo que
son capaces de montar en un momento. Y cientos de
personas tras ellos. Ahora, una noche de Sábado Agés sin
ellos no se entiende.
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