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LAVALENGUAS
2007: Los
rumores no cesaban. Que el encierro a caballo de los toros en
los corrales de Cañada Honda no se podía celebrar por un
enfermedad que detectaron a unos caballos, por lo que dicho acto
se suspendía. La imaginación y el teléfono roto hicieron el
resto, poco menos que el mismo sábado se suspendían la Compra y
la Saca. La sangre no llegó al río y al final los toros se
encerraron entre varias personas a pie con ayuda de los bueyes.
Pero la tarde tampoco es que prometiera sol. Comenzó a llover
camino a Valonsadero. Cuatro gotas no iban a quitarnos las ganas
de Lavalenguas; toros o juerga o chiringuitos, o todo a la vez.
Poco a poco, las rocas que sirven de gradas naturales se van
llenando, la pradera comienza a sonar a fiesta y cada vez más
gente se arremolina en torno a la puerta de los corrales a la
espera de la suelta de los toros. A las siete empezaron a salir
los toros. Primero, se les tienta un poco con capotes.
Recortadores dan espectáculo. De seguido se abre la puerta y el
toro sale rápido de nuevo a la pradera, intentando llevarse por
delante cuanto de le cruza por el camino. Así hasta doce toros.
Mucha gente se queda por la pradera viendo a los más osados
correr delante de los toros. Otros, se van a merendar y muchos
no salen de los chiringuitos. Una tarde un poco gris, pero muy
divertida, con mucha juerga y cachondeo hasta bien entrada la
noche.
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