Durante el recorrido, la Saca está emocionante y también hay algún susto. En la Vega de San Millán un caballista es herido por asta y su caballo muerto. Más tarde, en el Descansadero, otro toro cornea a un mozo hiriéndole de cierta gravedad. Hoy, ambos, se recuperan. En la pradera muchos son ajenos a todo lo que ocurre en el segundo tramo de la Saca, las Fiestas siguen en los chiringuitos. Los que estamos parados en medio de la caravana nos enteramos por la radio. Al Kazuelo no le para de sonar el móvil, se llama igual que uno de los corneados, Alberto Lázaro, casualidad. Nueve toros salen de la Vega. A Soria llegarán seis. Está claro que me tengo que hacer amigo de un caballista para poder seguir el recorrido de la Saca más de cerca al año que viene. Al final, el guardia hace que quitemos la sombrilla de fuera del coche, es por nuestra seguridad.

Después de tanto chiringuito y tanto beber, se abre el apetito y llega el sueño. A recoger al bus a la amiga del Matilla, Rocío (granaína), a comer, dejar el segundo a medias para ir corriendo a la entrada de los toros y, para rematar, la siesta. Las vaquillas, para otra ocasión, o en el Gran Prix . Las Cuadrillas no ayudan demasiado con la siesta, salen a la calle con sus txarangas y con ganas de pasarlo bien. Gran ciego aguarda por la noche, como marca la tradición.

La noche promete, pero el Viernes de Toros mucho más.