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Desencajonamiento. Los toros llegan a Valonsadero
De todos los festejos previos a las Fiestas de San Juan que se celebran, el Desencajonamiento es el más reciente. Hasta no hace muchos años, los toros se traían a los corrales de Valonsadero un día entre semana que se guardaba casi en secreto. Fue en el año 2003 cuando, debido al importante número de público asistente a llegada de los toros a Cañada Honda, el Ayuntamiento de Soria, gobernado por Eloísa Álvarez, se decidió trasladar este acto al sábado anterior al Lavalenguas. El 31 de mayo de ese año, el calendario festivo sanjuanero contaba con un festejo más.
Hoy día, ya es un festejo sanjuanero más, no importa que su tradición sea breve en el tiempo, los sorianos lo hemos acogido con ganas. Un día más de fiesta, primer día de chiringuitos de las peñas y un bonito momento ver por primera vez los toros de San Juan.
El Desencajonamiento, un festejo con dos partes
En realidad, los toros del Viernes están en la plaza, por lo que el Desencajonamiento tiene dos momentos. La llegada de los novillos a la plaza de toros de Soria, donde aguardarán hasta el Viernes de San Juan. Este instante transcurre a primera hora de la mañana, por lo que hay que madrugar si se quiere ver. Un poco más tarde, sobre las 10 de la mañana llega el momento más bonito y pintoresco en Cañada Honda, el desencajonamiento de los novillos del Lavalenguas, Compra y Jueves la Saca. Cientos de ojos curiosos esperan ver, sobre todo, el tamaño de los toros sanjuaneros.
En este día, no se puede molestar a los toros. No se les puede hacer correr, ni hacerles pases de capote, ni recortarlos. Es un día en el que su protagonismo se centra en la llegada, nada más. Ya habrá tiempo para comprobar su bravura y nobleza durante el Lavalenguas y la Compra. Lo mejor es contemplarlos correr por la Cañada y después darse una vuelta por los chiringuitos y meterse en el ambiente de fiesta que se lo prolonga a lo largo de todo el día.
Sabías que
Desde la desaparición de la ganaderías bravas, hubo varias formas de llevar los toros a los corrales de Valonsadero, pero la habitual durante un tiempo, fue transportarlos hasta la estación de tren de Toledillo y desde allí llevarlos a los corrales, donde aguardarían hasta la celebración de los principales festejos. La llevada de los toros a Valonsadero se hacía de forma discreta y sólo se hacía pública una vez estaban en los corrales.